18/6/07

CONSORCIO EL INFIERNO

Había una vez un Consorcio El Infierno. En él había una Propietaria Molesta que pretendía que la Administración rindiera cuentas no por lustros, sino anualmente, como mandaba el Reglamento de Copropiedad, y exhibiendo las facturas y documentación que respaldaban las cuentas.
Dos consorcistas, que además de serlo, eran administradoras, para librarse de la Propietaria Molesta, comenzaron a difundir la noción de que estaba loca, y a hacerle la vida imposible, por cuanto medio se les ocurrió, seguramente con el fin de correrla del Edificio.

Impusieron a los empleados del consorcio, Encargado, Ayudante de Portería, y Suplentes de fines de semana, la obligación se abstenerse de comunicación con dicha propietaria. También de no abrirle la puerta y no saludar, ni a ella ni a sus clientes (edificio apto profesional), y finalmente, de no entregarle la correspondencia.
Tales obligaciones, en realidad, son ilícitas, porque el Convenio Colectivo de Trabajo, establece el deber de Encargados y empleados de dar trato igualitario a todos los ocupantes del edificio.
Para que no se violara la obligación impuesta, a un trabajador que por sus creencias evangelistas no mentía, temiendo que diera a conocer la orden indebida, la impusieron bajo amenaza de despido.
Las voces reconocidas por testigos, respecto de las vergonzantes amenazas, grabadas y oídas en juicio, son claras: “Acá hay una miguita. Acá me limpia con lavandina. Se acabaron los buchones. Se acabaron las buchonerías. Se acabaron los buchones. Se acabaron las buchonerías (bis, bis). Ud fue, fue y le contó a la del 9º B, que le habíamos prohibido hablar con ella. Aquí se le está dando un sueldo. Se le está dando de comer. Se acabaron los buchones. Se acabaron las buchonerías. Qué tiene que ir a contar a gente que está acosando al Consorcio. ¿Ud que es? ¿La Gestapo?...” (¿Quién acosaba a quién? Deberíamos preguntarnos).

Al momento de oir la grabación, la administradora que había ido al Juzgado aquél día (se turnaban) salió corriendo de la sala de Audiencias. El oficial de Justicia, debió seguirla para detenerla y explicarle que debía firmar el acta, antes de retirarse. De ahí que su firma luce en la mitad de la declaración.
Cuando la propietaria Molesta, preocupada, le preguntó al Ayudante de apellido Medina, por qué estaba tan parco y no le hablaba, y si le ocurría alguna cosa, el empleado, llorando, le confesó que le habían prohibido hablarle y que por sus creencias religiosas evangelistas, no debía mentir ni realizar conductas indebidas. De modo que se le planteaba un conflicto moral.

Se hizo efectiva la amenaza y el empleado fue despedido. Las Administradoras del Consorcio El Infierno hicieron creer a los propietarios que la culpa era de la Propietaria Molesta, que estaba loca.
Con la colaboración del Grupito de Amigos íntimos: Mentira Fácil Memoria Frágil, se montó la Obra de Teatro “Falta de Higiene de la Sala de Máquinas (lugar donde se cambiaban y tomaban su refrigerio, los 7 empleados del Edificio), 5 días después de ausentarse el trabajador” por Intoxicación que le causó Internación. Así se creó la Causa Aparente de Despido, porque obviamente la Justicia no podía conocer la causa real o verdadera, es decir que le habían impuesto al empleado, una obligación ilícita, contraria al deber de trato igualitario a los ocupantes.

El Encargado de “El Infierno” O´Higgins 1754, Miguel Angel Couto Acuña (mintió en varios juicios, sobre hechos que conocía bien, y con conocimiento de su falsedad, quizás para simpatizar a sus empleadoras, o para perjudicar a su compañero, despedido por su excesivo apego a la ética. Aunque alguien hizo la denuncia y hasta había pruebas (basta decir que la Sala Laboral no pudo considerar su testimonio), la Administración de Justicia Penal, ningún interés exhibió en investigar cosa alguna.
Parecería que tampoco en el Juzgado Laboral 23, hubo buen desempeño del Juez, al punto que omitió la aplicación de los principios propios de la rama del Derecho. La Sala VIII de la Cámara de Apelaciones del Trabajo, subsanó en parte el error voluntario o involuntario en que habría incurrido por la Sra. Juez. Es que por donde pasan personas corruptas, parecería que todo se corrompe, se trate del fuero laboral, del penal, del civil…

No siempre las sentencias son justas. Además de las múltiples oportunidades para dilatar y anular derechos que brinda el arcaico procedimiento de la antigua Roma, y de las falibilidades humanas, suele haber Falsos Testimonios Comunes Acordados y Pactos de Silencio, que determinan que la Sentencia pueda fundarse en una Obra de Teatro, o ficción alejada de la verdad real, y por lo tanto, no sea justa.
Las Administradoras, con su mínimo grupito de apoyo, MENTIRA FÁCIL MEMORIA FRÁGIL, que no recuerda, no recuerda, no recuerda, no recuerda, lo que no conviene a aquéllas sea recordado, también recurrieron a estrategias patoteriles de la verguenza ajena, y escenificación de gritos múltiples y superpuestos, e insultos varios, tendientes a amedrentar a la Propietaria Molesta, a fin de que se retirara de la Asamblea, y no pudiera abrir la boca. No fuera a convencer a los demás propietarios de la existencia de administración fraudulenta, que ya había motivado la remoción de las representantes, en otros consorcios.

La loca molesta, que no admitía el uso de los recursos de sus oponentes, intuyendo quizás lo que podía esperar, y el rastrero y mísero nivel cultural, ético, intelectual, social, de estas personas acomodadas del barrio de Belgrano, había concurrido a la reunión acompañada de Escribano Público con el objeto de que constatara las penosas conductas.

Pero la historia no termina allí. Cuando demandó a las referidas por difamarla como loca y como delincuente (poniéndose carteles al efecto en ascensores, y repartiéndose actas con manifestaciones falsas al respecto, a los 60 consorcistas, y en los edificios vecinos), y/o por los perjuicios derivados de las órdenes de abstención de comunicación, saludo y entrega de correspondencia, dada a los empleados del Consorcio El Infierno, las dos administradoras, en connivencia con su abogado privado, simulador de falsa calidad de común, hicieron creer a los propietarios que la LOCA había demandado al cuerpo, y por tal vía, durante 6 años se cargaron al Consorcio, en expensas comunes, sus deudas privadas por gastos de Justicia y Honorarios de su abogado, no obstante que se las había demandado, en su carácter de personas físicas por causas ajenas el interés común.
A tal fin, el trío de cómplices recurriendo al engaño, aprovechó la confusión que la gestión común genera en personas sin formación jurídica, y por tal vía, los pobres engañados 60 propietarios pagaron con expensas comunes, lo que “contable” y jurídicamente no debían.
Pero como las mentiras tienen las patas cortas, poco a poco con el correr de los años, los consorcistas de El Infierno se fueron avivando, comprendieron la maniobra y recientemente se designó una nueva Administración.

Cartoneros necesitan tren, realizan tarea beneficiosa para el ambiente

Cartoneros necesitan tren, realizan tarea beneficiosa para el ambiente